AUTONOMÍA Y HETERONOMÍA

⇒ Una persona es heterónoma cuando su conciencia se guía por:

 ✔ Los dictados del instinto o las apetencias. 
✔ La tradición asumida de forma acrítica.
 ✔ La autoridad de otros, sean personas concretas, sea una mayoría. 
✔ Por obtener un premio o evitar un castigo.
 ✔ La moda o los usos sociales vigentes.
 Si una persona acepta los principios emanados de cualquiera de estos cinco supuestos sin haber reflexionado sobre tales principios y sin haber decidido si su orientación es buena, entonces es una persona heterónoma



. ⇒ Una persona es autónoma cuando:


 es su propia conciencia la que propone las normas morales que deben guiar sus acciones, habiendo reflexionado y decidido sin coacciones. Es decir, cuando los principios que guían sus acciones han sido asumidos de forma racional, crítica y reflexiva, de tal modo que sus acciones las realiza porque le parecen buenas y correctas y no por miedo al castigo, por obtener un premio, por crearse buena fama, porque se lleva, porque lo hacen otros, etc. Sin duda, las personas empezamos por aprender las normas en la sociedad en la que vivimos: en la familia, en la escuela, en el grupo de amigos, etc. Esto significa que en un principio las normas nos vienen de “fuera”. Cuando somos pequeños somos heterónomos, necesitamos que los mayores nos digan cómo debemos comportarnos, que nos dicten nuestras normas de comportamiento. Precisamente, la madurez moral se alcanza cuando se pasa de la heteronomía a la autonomía moral, cuando uno es capaz de decidir reflexivamente qué normas considera buenas y además es capaz de crear otras nuevas. La familia constituye un medio de aprendizaje de normas muy importante, pero sólo en la medida en que reflexionemos sobre ellas y las aceptemos si creemos que son válidas para hacernos mejores personas, nos convertiremos en seres autónomos.

Ética 


la ética es a la moral lo que la teoría es a la práctica; la moral es un tipo de conducta, la ética es una reflexión filosófica
La ética no crea la moral. Aunque es cierto que toda moral efectiva supone ciertos principios, normas o reglas de conducta, no es la ética la que, en una comunidad dada, establece esos principios y normas. La ética se encuentra con una experiencia histórico-social en el terreno de la moral, o sea, con una serie de morales efectivas ya dadas, y partiendo de ellas trata de establecer la esencia de la moral, su origen, las condiciones objetivas y subjetivas del acto moral, las fuentes de la valoración moral, la naturaleza y función de los juicios morales, los criterios de justificación de dichos juicios, y el principio de que rige el cambio y sucesión de diferentes sistemas morales.
La ética es la teoría o ciencia del comportamiento moral de los hombres en sociedad. O sea, es ciencia de una forma específica de conducta humana.
Tanto la moral como la ética, términos que en la práctica suelen identificarse, tienen una función práctica: se refieren, aunque no exclusivamente, a situaciones conflictivas de la vida de las personas. Desde el punto de vista de la moral, hay que tomar una decisión práctica; desde el punto de vista de la ética, ha de formarse la conciencia en el hábito de saber decidir moralmente. En ambos casos, se trata de una tarea de fundamentación moral.

Ética Dialógica


Heredera y continuadora de la ética kantiana, la ética del discurso ética dialógica es formal procedimental, pues no establece normas concretas de acción, sino el procedimiento para determinar qué normas tienen valor ético. El criterio es similar al kantiano, pero formulado de modo distinto. Si en Kant tenía validez aquella norma que podía convertirse en ley universal, para las éticas discursivas es norma moral aquella que es aceptable por la comunidad de diálogo, cuyos participantes tienen los mismos derechos y mantienen relaciones de libertad e igualdad, esto es, a la que se llega a través del diálogo y no del monólogo. Para Jürgen Habermas, sólo tienen validez aquellas normas aceptadas por un consenso en una situación ideal de diálogo. Esta situación de diálogo debe de cumplir una serie de requisitos: todos los afectados por una misma norma deben participar en su discusión; todos los participantes deben tener los mismos derechos y las mismas oportunidades de argumentar y defender sus posturas; no puede existir coacción de ningún tipo y todos los participantes deben intervenir en el diálogo teniendo como finalidad el entendimiento.

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